Cuando tu cuerpo no da

Cansancio, ansiedad, dolor de cabeza, dolor que flota y no se va.
Esta semanamontañarusa me dejó tirada. ¿Por qué a veces sentimos que nos duele el alma, si ni siquiera sabemos a qué nos referimos al decirlo? ¿Cuánto de todo lo que siento es dolor y no otra cosa? ¿Cómo lo sé?

A veces me preocupo. Yo me preocupo de mí.
Amando los viernes porque termina la semana; sufriendo los sábados porque ya no queda nada para llegar al lunes. Mi cabeza y mi cuerpo están pidiendo tregua y yo no he querido escuchar porque una es tonta, sí, súper tonta. Los niños, las guías, las pruebas, los libros, el estudio, las planificaciones y lo que quiero vivir y no puedo, porque estoy limitada por el 8 a 6, que en realidad es un 8 a 12, que se lleva todas mis energías. ¿Para qué sigo?, La utopía de la juventud, el sueño del pibe, el cariño que no puedo NO tener. Uno piensa que algo de lo que dice o hace dejará una marquita de amor en los cabros y las cabras que muchas veces lo necesitan. La cuestión es que yo también me necesito y siento que agosto se me ha hecho eterno y los ánimos tampoco son los mejores. Ayer tuve que decirle a un curso que no se olvidaran de que también los profes somos personas y se cagaban de la risa... Yo rompí en llanto y les expliqué como pude que así como ellos, también teníamos mochilas que pesaban. 

Hoy se portaron bien; timbré hartos cuadernos con flores.

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